Fue en el verano de 1955 cuando un grupo de trabajadores de la cuadrilla Los Tordos de Riaño que trabajaban acarreando piedra para la construcción del puente de Remolina descubrieron esta gran piedra. El ingeniero encargado de las obras, Antonio Aguirre, era un amante de la arqueología por lo que mandó construir una caja de madera en la que se colocó la lápida vadiniense que fue trasladada en camión hasta Cistierna. De aquí fue trasladada a Bilbao en un vagón del tren de La Robla para acabar en las instalaciones del puerto de Bilbao. También estuvo en la casa de náufragos de Getxo para terminar en el salón de la casa del ingeniero.
La plataforma para la recuperación del valle de Riaño en colaboración con el Ayuntamiento de Riaño han recuperado esta lápida una vez que la hija mayor del ingeniero Antonio Aguirre la haya donado para que sea expuesta en el museo etnográfico comarca de Riaño. La historia de esta lápida puede consultarse en el blog Riaño Vive perteneciente a la plataforma de recuperación de valle de Riaño según señalan sus representantes. RIAÑO VIVE
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