PACHO RODRIGUEZ (hijo de nuestra prima Julita) escribió desde Madrid el siguiente artículo sobre las Bodas de Oro de nuestros primos Lidia y Benito que el Diario de León publicó el 5 de mayo.
Benito Fernández y Lidia Alonso, 50 años juntos.
Gente de aquí. Bodas de oro de alta montaña
Benito Fernández, Benitín el de Las Salas, histórico de la lucha leonesa celebró, junto a su mujer, Lidia Alonso, las bodas de oro de su matrimonio en una emotiva jornada
Por aquello de la globalización, seguro que ahora hubiera tenido como mote deportivo Benitín el de La Habana, que queda más internacional, y que fue donde nació, el 4 de abril de 1923, Benito Fernández, Benitín el de Las Salas, su nombre deportivo, al que gracias a su trayectoria hay que añadir: el mejor luchador de la montaña de toda la historia. Por eso, en aquellas clases de lucha leonesa que daba, no hace tanto, en el colegio de Pinilla, en donde explicaría las artes de este deporte y su experiencia en los corros de aluche de toda la provincia, les hablaría, en especial, de los que se celebran en la más bella de las montañas leonesas, que es la suya, la oriental, la de Crémenes, Las Salas, Riaño, Burón¿ En esas aulas posteriores les diría, modesto, que tampoco era para tanto, aunque haya crónicas de la época que corroboran su primacía, y romances tan aplastantes como el de La Braña que dice que Benitín, «pequeño, ágil, fibroso y delgado», daba cuenta varias veces, revancha incluida, de un rival «grande y musculoso, fornido y bien plantado». Es decir, que el chico de Las Salas tenía maña, y sería más un Cassius Clay que un tosco Thyson y con una media vuelta se atrevía con cualquiera. A aquellos niños les confesaría que hizo miles de kilómetros al volante de sus camiones y que vivió en Riaño hasta que aquel valle quedó sumergido. Pero el hombre audaz, luchador en el verde de los corros de los aluches y tanto o más en la vida real, hoy les podría contar que hay más hitos en su existencia que merecen ser celebrados. Algo así como que sigue queriendo a aquella chica que conoció en Burón y con la que se casó en 1958. Y que los años pasan volando y, cuando menos te lo esperas, cuentas 50, y ya es tiempo de bodas de oro, aniversario por todo lo alto... La chica se llama Lidia Alonso Sánchez. Una misa familiar en Burón, rodeados de familia y sobrinos, una entrañable comida en el restaurante Presa, de Riaño, y un bonito paseo por el pueblo emergido (hasta el tiempo de abril se puso de acuerdo y dejó una buena tarde) sirvieron para poner en hora una historia de amor. La de Lidia y Benito. Seguro que hubo afecto y miradas, porque 50 años de amor tienen que dar para muchos besos. Fuente: Pacho Rodríguez.
Benito Fernández, Benitín el de Las Salas, histórico de la lucha leonesa celebró, junto a su mujer, Lidia Alonso, las bodas de oro de su matrimonio en una emotiva jornada
Por aquello de la globalización, seguro que ahora hubiera tenido como mote deportivo Benitín el de La Habana, que queda más internacional, y que fue donde nació, el 4 de abril de 1923, Benito Fernández, Benitín el de Las Salas, su nombre deportivo, al que gracias a su trayectoria hay que añadir: el mejor luchador de la montaña de toda la historia. Por eso, en aquellas clases de lucha leonesa que daba, no hace tanto, en el colegio de Pinilla, en donde explicaría las artes de este deporte y su experiencia en los corros de aluche de toda la provincia, les hablaría, en especial, de los que se celebran en la más bella de las montañas leonesas, que es la suya, la oriental, la de Crémenes, Las Salas, Riaño, Burón¿ En esas aulas posteriores les diría, modesto, que tampoco era para tanto, aunque haya crónicas de la época que corroboran su primacía, y romances tan aplastantes como el de La Braña que dice que Benitín, «pequeño, ágil, fibroso y delgado», daba cuenta varias veces, revancha incluida, de un rival «grande y musculoso, fornido y bien plantado». Es decir, que el chico de Las Salas tenía maña, y sería más un Cassius Clay que un tosco Thyson y con una media vuelta se atrevía con cualquiera. A aquellos niños les confesaría que hizo miles de kilómetros al volante de sus camiones y que vivió en Riaño hasta que aquel valle quedó sumergido. Pero el hombre audaz, luchador en el verde de los corros de los aluches y tanto o más en la vida real, hoy les podría contar que hay más hitos en su existencia que merecen ser celebrados. Algo así como que sigue queriendo a aquella chica que conoció en Burón y con la que se casó en 1958. Y que los años pasan volando y, cuando menos te lo esperas, cuentas 50, y ya es tiempo de bodas de oro, aniversario por todo lo alto... La chica se llama Lidia Alonso Sánchez. Una misa familiar en Burón, rodeados de familia y sobrinos, una entrañable comida en el restaurante Presa, de Riaño, y un bonito paseo por el pueblo emergido (hasta el tiempo de abril se puso de acuerdo y dejó una buena tarde) sirvieron para poner en hora una historia de amor. La de Lidia y Benito. Seguro que hubo afecto y miradas, porque 50 años de amor tienen que dar para muchos besos. Fuente: Pacho Rodríguez.
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